lunes, 22 de octubre de 2007

El nuevo sindicalismo en Venezuela.

Fiesta de despedida de Montse el 3 de septiembre, en la que fue mi casa en Caracas. De izquierda a derecha: Carlitos, Tahiris (con mi querido Simón en sus piernas), Montse, Cecilia y en primer termino Javi y Jesús (sin camiseta). Buenos tiempos aquellos…


En la cima del Ávila (sierra que separa Caracas del mar y a la que se sube en teleférico) a principios de septiembre. A mi espalda el hotel Humboldt.


Escribí este artículo para su publicación en el número de noviembre de Avant (órgano de expresión del PCC, Partit dels i les Comunistes de Catalunya), a solicitud de su Consejo de Redacción.


Corría el año 1958 cuando Rómulo Betancourt fue elegido como Presidente de la Republica de Venezuela. Atrás quedaba una primera mitad de siglo marcada por las dictaduras militares, la ultima de ellas la de Marcos Pérez Jiménez.
Tras el derrocamiento de este último a manos del pueblo se instaura el conocido como “Pacto de Puntofijo”, auspiciado por EEUU y que significó la exclusión de los comunistas del PCV del nuevo gobierno, pese a su papel clave en la lucha contra la dictadura. Este pacto dio lugar a la IV Republica, caracterizada por la alternancia de los dos grandes partidos burgueses, AD y COPEI, durante casi 40 años, en medio de una constante y descarada falsificación de las elecciones.
Son los tiempos de la democracia formal, liberal burguesa, que compagina con maestría una sangrienta represión contra los movimientos de izquierda (torturas, desapariciones, etc.) con la institucionalización de la corrupción.
Betancourt (mal llamado “padre de la democracia”) pone en marcha de este modo un engranaje que moverá los hilos del poder en Venezuela las próximas cuatro décadas y que se sostuvo en gran medida gracias a la compra de voluntades y la malversación de los fondos provenientes de la renta petrolera.
Es en este contexto en que se desenvuelve el movimiento sindical cuarto republicano, con sus vicios y sus desviaciones, cuyo máximo exponente es la Central de Trabajadores de Venezuela (CTV) que había sido creada en 1936 y que pasa a estar en manos de la partidocracia y la patronal.
He tenido ocasión de conocer en primera persona testimonios de personas vinculadas, incluso familiarmente, a altos directivos de la CTV en aquellos años, que hablan de abundancia de dólares en cuentas en el exterior y una vida de lujos sin freno.
Con la llegada de Hugo Chávez Frías al poder en 1998 el viejo modelo sindical permanece inalterable y es esta la explicación de un hecho, por lo demás insólito, como es la convocatoria el 10 de diciembre de 2001 del primer paro conjunto en la historia del país entre la patronal (FEDECAMARAS) y la CTV. Este paro, que busca tumbar la iniciativa de las 49 leyes habilitantes, es el precedente del golpe de estado fascista de abril de 2002, en que Chávez es arrancado de la Presidencia durante menos de 72 horas y que también es amparado por ambas organizaciones.
La connivencia entre patronal y el principal sindicato da una muestra de la perdida de rumbo del movimiento sindical en Venezuela, completamente claudicante frente a los intereses de los empresarios locales y las multinacionales extranjeras.
Frente a este hecho la Revolución Bolivariana ha intentado dar impulso a un nuevo movimiento sindical verdaderamente de clase y que respalde los intereses de los trabajadores, sin embargo son muchas las dificultades. A las malas prácticas arrastradas del pasado hay que sumarle la fragmentación del movimiento, que da lugar a que en un mismo ramo de producción sea frecuente encontrarse con media docena de centrales diferentes e incluso enfrentadas.
La creación de la Unión de Nacional de Trabajadores (UNT) y la próxima redacción de la ley de Consejos de Trabajadores, impulsados por el PCV, profundizan ese esfuerzo por dar alas a un movimiento sindical unido y combativo. Hay que destacar algunas iniciativas exitosas en la denominada cogestión, entre trabajadores y el Estado, que han conseguido reflotar empresas que habían entrado en quiebra. Sin embargo el camino a recorrer es todavía largo.
No cabe duda que la consolidación del proceso de cambios y el avance hacia la consecución de una sociedad mas justa pasa por el fortalecimiento de las luchas sindicales. No debemos olvidar que esta revolución debe ir mas allá de la permanencia del comandante Chávez en la Presidencia de la Republica, si queremos que sea cierta aquella consigna de que Venezuela cambió para siempre.

5 comentarios:

Bernat Villarroya i Garcia dijo...

Bon article Julián!

Mireia Mora dijo...

Juli, merci por el artículo! Seguro que gusta mucho por aquí, convencida estoy!

¿cuándo vienes? tengo en la cabeza la idea de qué en otoño te volvías a Bcn, pero no me hagas mucho caso, igual me lo estoy inventando yo, que ya las hago estas cosas...

tu mail del otro día, con sólo una frase fue de tocar corazoncito. aquí también se te echa de menos, y cuando nos encontramos todos, siempre, siempre, tenemos un rato para hablar de tí.

muchos besos.

Julius dijo...

Querida mire, ya pronto estare por alli. Antes de navidad te invito a tomar un cafe por bcn, prometido.

Anónimo dijo...

... y que cuumplaas muuuchos máaas...!
un besiko, Juli!

Julius dijo...

Gracias!!!!