martes, 13 de febrero de 2007

Todo por un peso.

La tropa al completo en el mirador de Santa Clara.

Over e Iván. A su espalda la ciudad de Santa Clara.


Aquí estoy de vuelta de Cuba (llegue ayer), tras la inolvidable y esperemos que irrepetible, experiencia del turismo en muletas. Así que antes de que el alhzeimer haga estragos os cuento como ha ido el tema.
El viernes día 2 me encontré por fin en La Habana con Montse (mafia Mecalux) e Iván (Facción Etílica Jacetana) tras esperar horas y horas en el aeropuerto de Caracas a que saliera mi vuelo y horas y mas horas en el José Marti a que llegaran ellos desde Madrid. Pero bueno, teniendo en cuenta que en el vuelo iba Iván tampoco podía uno esperar que fuera a llegar puntual…
Hicimos esa noche en La Habana y al mediodía siguiente nos fuimos para Trinidad, a unas 6 horas de viaje en autobús. Llegamos allí ya de noche y no teníamos alojamiento (¿a que no adivinas quien tenia que reservarlo?), pero bueno se soluciono rápido dada la marabunta de cubanos que se agolpaban ofreciendo casas de alquiler. (1)
Al día siguiente alquilamos el coche, del que ya no nos separamos hasta el último día dada mi escasa movilidad y estuvimos dando vueltas por la ciudad colonial, bastante bonita, aunque la verdad es que tampoco me mato. Allí empezó nuestro calvario con los lugareños, que cuando ven un turista ponen ojos de “chupacabras” dispuesto a abalanzarse sobre su victima… Te ofrecen puros, te piden pasta, te venden collares, etc. Pero mis favoritos son los conocidos como “parqueadores” que te intentan cobrarte un euro por aparcar media hora en plena calle, con la excusa de que te lo vigilan. Proliferan más que la arena en el desierto y fueron fuente de más de un amable intercambio de insultos que acabo por sacarnos de quicio en más de una ocasión. Ríete tu de Curro Jiménez y su tropa…
Pero bueno, por donde iba, ese día tuvimos nuestro primer contacto prolongado con un lugareño que nos llevo a cenar a un sitio para cubanos, bastante mas barato que los sitios para turistas (2) , para después enredarnos para que le compráramos unos cuantos puros, que por cierto incluso en Cuba son carisimos (los baratos rondan los tres euros por unidad).
Al día siguiente hicimos una excursión al Valle de los Ingenios, situado al lado de Trinidad, que tampoco me mato y después una escapadita a la playa. De allí, ya casi de noche, nos fuimos para Santa Clara por una carreterucha infame (un atajo) y que para más inri estaba cubierta de una niebla brutal y llovía bastante, con los cual acabamos más perdidos que un pulpo en un garaje, dando vueltas por unos parajes bastante tétricos, para el pavor de Montse a la que solo le faltaba empuñar un crucifijo. ¿Por que será que no hago un viaje que se precie que no contenga algún que otro momento de esos de andar perdido con un coche sin tener ni idea de hacia donde vamos?. (3)
Finalmente a base de mucho preguntar llegamos a la casa que teníamos reservada en Santa Clara.
Esta fue la parte que a mi mas me gusto del viaje por que nuestros anfitriones eran todo un encanto: por un lado la madre (no me entere muy bien de cómo se llamaba) que era una comunista de todo y lomo que defendía la revolución a capa y espada y por otro su hijo Over, que nos brindo la oportunidad de conocer de tu a tu a un cubano y poder charlar con él sin la constante presión del "¿no tendrás por hay un peso convertible que te estorbe?”.
Over nos acompaño la día siguiente en nuestro recorrido por la ciudad al tiempo que nos hacia de guía turístico: el tren blindado, el mirador de la ciudad y el memorial donde descansan los restos de Ernesto “Che” Guevara y de sus compañeros en la guerrilla Boliviana fueron los platos fuertes.
Pero bueno por no alargar mucho la explicación esta parte y los últimos días en La habana los dejo para un segundo reportaje.



(1) En Cuba además de hoteles normales hay gente que tiene permiso para alojar en su casa a turistas, pagando unos impuestos bastante altos e identificando sus casas con una pegatina distintiva. Esta opción no solo es mucho mas económica que los hoteles si no que además te permite conocer mucho mejor el día a día de la gente común, cosa que a nosotros nos interesaba mucho. Si vais a ir a la isla os lo recomiendo con entusiasmo. La información sobre casas y muchas otras cosas la podéis sacar de la estupenda pagina www.cubanaweb.com .

(2) En Cuba conviven dos monedas: el peso cubano (1 euro = 28 pesos cubanos) destinado a los lugareños y el peso convertible (1 euro = 1.15 pesos convertibles) para los turistas y algunos artículos específicos, como la gasolina. En general las cosas que se pagan en pesos cubanos son muchoooo mas baratas.

(3) Véase paseo a la playa en 2004 en Venezuela (“por favor señor no nos atraque y a ser posible diganos como llegar a Maracay”) , viaje a Bruselas con Mecalux (“Si pierdo el vuelo de vuelta, ¿cómo diantre se lo explico al jefe?”), búsqueda de hotel en Narbonne en la ultima Semana Santa (“¿soy el único que se da cuenta de que es la una de la mañana , estamos en mitad de una autopista sin saber a donde vamos y la luz de reserva se acaba de encender?”), etc.